Las dificultades hacendarias que atraviesa el país obligaron al alza de la gasolina y recortar programas como éste, dice a Crónica Edith Ávila, directora del programa 3X1, dependiente de Sedesol ◗ La estrategia, ahora, será convertirlo en 4 o 5X1, apoyados con recursos privados y de organismos internacionales, así como de otras dependencias ◗ Se frenan planes de infraestructura, productivos y educativos para familias migrantes
Cien millones de pesos fueron recortados en 2017 para proyectos en beneficio de migrantes y sus familias, según datos de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
“Es política hacendaria, hay dificultades en el gobierno federal y la mejor solución fue el incremento de la gasolina y recortes como éste, que pesan”, dijo a Crónica Edith Ávila Romo, directora del programa 3×1 para migrantes, coordinado por la dependencia.
—¿Por qué en un año tan crucial, si desde noviembre de 2016 se supo que Donald Trump sería el presidente de Estados Unidos?
—Hay una inercia nacional en relación al tema: sabemos que los migrantes están ahí, pero nunca se había puesto en la agenda sus necesidades y sus riesgos, tuvo que llegar un presidente agresivo y discriminatorio para que viéramos las amenazas reales contra ellos.
En 2016 se invirtieron 516 millones de pesos para 2 mil 167 proyectos benéficos para 6 mil familias de migrantes. Sin embargo, para este año el monto se redujo a 419 millones de pesos, por lo cual la meta de proyectos bajó a mil 914, es decir, 253 menos.
De hecho, pese a la coyuntura de persecución y la urgencia de connacionales, el presupuesto de 2017 es el más bajo desde el arranque de la actual administración.
Se trata de proyectos de infraestructura social (pavimentación de calles, ampliación de drenaje y suministro de agua potable, instalación de tendidos eléctricos), infraestructura comunitaria (construcción de espacios públicos, canchas deportivas y salones de actos cívicos), productivos (pequeños negocios familiares) y de mejora educativa (escuelas y becas a estudiantes).
El 3×1 es el programa más arraigado en la comunidad migrante, es especial entre quienes buscan mejorar las condiciones de vida de sus familias en México y contemplan el regreso voluntario u obligado a sus localidades de origen.
Ávila adelantó a este diario la estrategia para aminorar efectos negativos: incluye alianzas con otras dependencias federales, empresas y organismos internacionales.
De un modelo 3×1 se pasará a uno 4×1 o 5×1…
“Algunos proyectos se van a zonas apartadas o de difícil acceso: hay gente (de la Sedesol) que me cuenta lo difícil que es desplazarse sin vehículo, en especial cuando está lloviendo, y es que con el recorte tuvimos que rasurar muchos de los vehículos de las delegaciones, se dificulta la supervisión de trabajos y el contacto con las familias de migrantes”.
Calificó este año “como uno de los malos momentos en que te llueve y no hay ni sombrilla cerca, porque además terminamos el préstamo que durante cuatro años hizo el Banco Interamericano de Desarrollo, el cual no sólo garantizaba la aportación del gobierno federal, sino que nos daba un extra para cuestiones de capacitación, folletos… Hoy no hay ni para imprimir folletos nuevos”.
—¿Cuál es el plan ante la restricción presupuestal?
—Buscamos alianzas con otras secretarías. Por ejemplo: si el 50 por ciento de los proyectos son para infraestructura social y de éstos el 40 por ciento son pavimentaciones, estoy tocando la puerta de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para que apoye. Y también hay que tocar las puertas de organismos internacionales y del sector empresarial.
—¿Cambiará entonces el esquema?…
—De un 3×1 se pasará a un 4×1 o 5×1, mientras más aportantes haya, será mejor. La nueva fórmula comenzará a ejecutarse este año y se perfeccionará para 2018.
Otra medida, apuntó, “será revisar la base de datos: cuando llegué a la dirección del programa (a mediados de 2016) me di cuenta que no había rotación suficiente de los clubes de migrantes que metían un proyecto o recibían apoyo, lo que haremos ahora será dar oportunidad a otros clubes o federaciones, necesitamos que haya más participantes, no siempre los mismos, e incorporar más mujeres y jóvenes