Chivas dio 84 minutos impecables; Gignac requirió seis

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Todo fue improbable. Una ventaja de Chivas por 2-0como visitante en El Volcán hasta el minuto 84 se convirtió en un 2-2 que dejó más que viva la serie final por el título del Clausura 2017, gracias a un repentino doblete de André-Pierre Gignac.

El Rebaño no pudo consolidar ilusiones y cuando se enfilaba a la doceava con paso contundente, terminó el partido impávido por la igualada felina, llena de garra, para remediar los errores de su portero Nahuel Guzmán.

Porque fue el argentino quien marcó diferencias en el primer tiempo y no a favor de su equipo en esta ida en Monterrey, donde Tigres se valió de su imponente racha de seis triunfos al hilo para imponer condiciones, pero no para marcar.

El local apretó, tuvo llegadas pero sin la contundencia del Rebaño, cuyo arquero, Rodolfo Cota, contuvo las más importantes: un disparo potente de Lucas Zelarayán y un remate a quemarropa de Jesús Dueñas.

Poco después de este último intento felino cayó el gol de la quiniela al minuto 22. El tanto dolió más en el Universitario porque lo marcó Alan Pulido, el canterano felino que se fue por la puerta de atrás hace años y esta noche volvió para callar a quienes lo abuchearon.

El delantero aprovechó un rechace de Guzmán en tiro de esquina ,que para su mala fortuna rebotó en Luis Advíncula, para empujar en el área chica. Veinte minutos después, el arquero argentino volvió a fallar al regalar otro balón en su área al permitir que Rodolfo Pizarro empujara el esférico en una jugada que nació también en un disparo de Pulido.

El segundo tiempo transcurrió de manera similar, con el Rebaño impecable, Tigres empujando y el Volcán silenciado. Fue hasta el 78’ cuando Jesús Dueñas disparó al poste y avisó que el local no estaba muerto.

Había defendido tan bien el Guadalajara que debió ser de larga distancia ese aviso. A diferencia de Matías Almeyda, que planteó una gran estrategia inicial pero no atinó en los movimientos, el Tucaimprimió su huella porque los cambios le funcionaron. Jürgen Damm y Damián Álvarez abrieron los únicos caminos posibles y fue hasta el 84’ cuando Gignac recordó que no requiere aparecer todo el tiempo.