Su vida cambio al recibir un órgano para curar su insuficiencia renal

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Por Miguel Santamaría

La noticia llegó para Ana Gabriela Porras Ledezma  así,  de golpe, fue un 24 de Diciembre cuando le detectaron insuficiencia renal aguda.

Casi cumplía los 15 años, sin saber de qué magnitud  era la gravedad de la situación, su padecimiento requería de atención inmediata, por ello al siguiente día estaba ya hospitalizada para iniciar con el tratamiento de diálisis.

“Mi insuficiencia renal comenzó a los 14 años me lo diagnosticaron en el Hospital Infantil y fue un Diciembre, fue un 24 de diciembre y mi primer hemodiálisis es el 25 de Diciembre, entonces fue como algo inesperado en su momento”,  relató.

Ana Gabriela dice no estar enojada con la vida, por el contrario considera que Dios pone a prueba a sus mejores guerreros.

La noticia le cambio su vida por completo enterarse que no era una niña normal y que la enfermedad que padecía la hacía diferente.

“Representa una prueba que me puso Dios, siempre se ha dicho que Dios pone a sus mejores guerreros para sus más grandes pruebas, creo que estoy aquí, porque nunca me di por vencida porque sé que siempre ocurren los milagros y aun así tampoco me deje vencer en la cama”, refirió.

Sin perder la fe para su recuperación, empezó el largo peregrinar, primero para conseguir el recurso, y después encontrar a los especialistas pero lo más importante encontrar a un donante compatible a ella.

Los días se volvieron semanas, las semanas meses y los meses años, y el donante no llegaba.

Todos los días era una gran oportunidad para esperar con paciencia.

Todos los días era una gran oportunidad para respirar, aunque a veces se pensó que el tiempo se agotaba.

Finalmente el milagro sucedió

Un donante compatible pudo remediar el problema de enfermedad.

Esto, para Ana Gabriela le hace pensar en la grandeza de la bondad, compartir un órgano no es eso solamente, es para quien lo hace una oportunidad de mostrar la grandeza de su corazón y del amor por la existencia.

De ahí el llamado para que la sociedad done sus órganos, después de su paso por esta vida, que deje parte de su existencia en alguien que lo requiera, y así prolongue si estadía en este mundo.

“Cuando caí enferma, ahí me di cuenta de que existían personas que a pesar de su dolor a pesar de su perdida, había quienes tomaban la decisión de darle una nueva oportunidad a la demás gente que está llena de amor  y de bondad porque de verdad eso no cualquiera lo hace y espero que muchas personas incentiven a donar porque para pacientes como nosotros eso es cambiarle la vida completamente porque nos dan la oportunidad saber que todos merecen la oportunidad de salir adelante”, dijo.

Quizá en este momento alguien requiere de un riñón, de un corazón o de cualquier otro órgano y que es la única posibilidad de continuar su existencia por esta vida.

Donar un órgano es donarle la oportunidad a tu hermano de disfrutar de esta vida.